La debilidad innata de toda extrapolación estriba en que éstas sólo se pueden atender a aquellos procesos o fuerzas que están ya interviniendo.
Siempre ignoran los impactos nuevos que empiezan a actuar sólo en el presente o en el futuro. Con frecuencia se da una situación en que gradualmente habrá más y más nuevos impactos. En tales circunstancias, el método de la extrapolación suele dar resultados útiles sólo para periodos relativamente de corto plazo.